Solsticio de junio: El valor de la verdad que somos

16 Jun 2023

por Iva Hryc

21 de junio. Entramos colectivamente al segundo giro del año astrológico. Lo que se lanzó imparable en marzo llega a una primera forma estable. Algo de lo que comenzó en torbellino se detiene y podemos intentar mirarlo, más que mirarlo, sentirlo.

El Sol de este solsticio invernal-estival hace su entrada a Cáncer en contacto de tensión con Neptuno, que a su vez va cerrando la última fase de un ciclo inmenso, duradero. La ola se empieza a retirar y deja en evidencia todo lo arrasado, todo lo movilizado. Es hora de rastrillar pacientemente el fango sedimentado y recoger lo que se nutrió del remolino, lo que se barrió, retirar lo fertilizado, dejar ir internamente lo que se disolvió y ya no está a la vista.

Desde hace años, la coincidencia en el cielo de Neptuno en Piscis y Plutón en Capricornio armoniza un movimiento que como humanidad necesitamos: atender a la revisión y caída de los modelos que inventamos para sobrevivir y que, habiendo sido efectivos, ya nos quedan cortos, nos aprietan, tensan en lugares que están pidiendo expandirse. Durante todo este año y el próximo, Plutón transita su salida de Capricornio y entrada a Acuario. En ese vaivén, nos propone terminar de dar las últimas estocadas a los modelos viejos y ensayar los saltos cuánticos necesarios para entrar en otras dimensiones de la potencia, que son por ahora mucho más inciertas. Terminar, si es que eso es posible, de destruir las antiguas pirámides. Dar los primeros trazos de nuevas maneras de vincularnos. Explorar la red, esta palabra infinitamente usada y, a la vez, tan poco explorada en profundidad.

En ese contexto, desde los últimos grados de Piscis, Neptuno en cuadratura al Sol en Cáncer nos puede hacer un servicio potente: acompañar a la caída de velos en relación con la pertenencia. Cuáles son los sueños colectivos que trazamos sobre qué es pertenecer, qué es vincularnos en contacto íntimo, desde dónde armamos intimidad. En tiempos de profunda actualización es necesario que se revele de qué manera nos vinculamos porque no es posible crecer sin poner en duda desde dónde partimos hacia ese crecimiento. En ese sentido, Saturno en Piscis acompaña con la posibilidad de hacer estructura dentro de la disolución de bordes conocidos. El dios del tiempo en su última fase del ciclo zodiacal, en coherencia con el resto de la orquesta del cielo, nos invita a retirarnos del malentendido que equipara estructura con rigidez. Así se hace eco de esta revisión masiva y nos acompaña a preguntarnos si de verdad estamos sosteniendo cuando retenemos y dogmatizamos, o si hay manera de que lo que nos estructure sea una resonancia profunda con lo que hay aquí y ahora.

Otro ángulo intenso en este portal anual es el que vincula a la Luna, Venus, Lilith y Marte en un stellium en Leo. Todas las capas de lo femenino reunidas en el signo de la autoexpresión y dinamizadas por el principio masculino aventurero. Me pregunto si hay mayor aventura que la de entregarnos al baile leonino en todas sus capas, dejar que nos tome, nos modele y nos exponga, para poder después discriminar expresión de autoimagen, resonancia de performance. Cuántas veces el intento de vincularnos francamente queda entorpecido por las máscaras que portamos para defendernos y tranquilizarnos. Esta investigación de lo leonino como máscara o lo leonino como expresión franca y genuina es de vital importancia, y tal vez sea el primer movimiento de un proceso profundo que propondrá la entrada del eje nodal a Aries-Libra el próximo 17 de julio. El juego del deseo en el desafío de la vincularidad es algo que colectivamente nos está convocando y pide actualización y revelación. Y es imposible entregarnos a la danza vincular si no hacemos el ejercicio incómodo de observar quiénes somos, cuánto de lo que somos nos animamos a entregar sin control en el encuentro con lo otro. Solo en la búsqueda de conciencia sobre estos mecanismos podemos lanzarnos al desafío inmenso que es entrar en juego dinámico con el resto de la existencia. Urano desde Tauro moviliza a ese Marte-Venus en Leo, como una chispa dinamizante, recordando que lo que se impone es la revelación de la verdad, y la verdad es actualización eterna.

Que nos acompañe la Luna leonina, arengada por Júpiter, en el contacto profundo con todas las actualizaciones que estamos siendo para que la expresión de lo que somos nos muestre por dónde seguimos.

¡Feliz solsticio!


Iva Hryc

Su amor por la astrología fue el resultado de un camino de indagación que comenzó por otros lenguajes como la arquitectura, la literatura y la fotografía. Estudió traducción y subtitulado y le apasionan las lenguas, los dichos, las frases y todo modo de expresarse con palabras. Llegó a la astrología primero como consultante, en momentos de crisis profunda, y se enamoró tanto del código que se formó en Casa XI, en Buenos Aires, y luego en la escuela de posgrados de Silvia Neira. Actualmente trabaja como astróloga en su consultorio particular en Buenos Aires e investiga, reflexiona y ofrece talleres vivenciales individualmente y con colegas. Practica yoga y bioenergética, y espera seguir encontrando puntos de síntesis entre el código abstracto de la astrología y el mundo concreto del cuerpo, la vivencia y la emoción, para acompañar y acompañarse a encontrar más maneras de habitarnos conscientemente.

IG. @iva.hryc
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