Editorial

Solsticio de junio. El Sol brilla en las aguas cancerianas. Desde allí, alumbra en tensión las últimas olas de Neptuno en Piscis. El sinfín de velos colectivos chocan, se absolutizan y caen, junto con los modelos que una vez nos constituyeron y hoy sólo nos demuestran que es hora de cambiar.

A orillas del inicio de un nuevo ciclo zodiacal de Neptuno, el Nodo y Quirón en Aries nos advierten que conectar con el impulso autónomo implica una consciencia vincular, o sólo nos traerá más dolor.

Estamos o no estamos ya en la era de Acuario, nos preguntamos, y Plutón al instante destroza la pregunta por intrascendente, si no nos vemos de frente primero con las sombras de lo colectivo en sus formas anquilosadas. Tal vez el asunto sea si estamos o no listxs para ser un nuevo tipo de tribu. Si las lógicas verticales y exitistas, que sólo se miden en términos de éxito, pueden agotarse para que el vacío nos llene de sospechas sobre otra manera de ser comunidad, una que no excluya la certeza de que existimos porque existen con nosotrxs millones de otros seres, en muchos otros planos, parpadeando en un universo vasto que desconocemos casi por completo.

Hay desvelo en la noche oscura del alma. Es un desvelo inquieto, por momentos desesperado. Pero también la noche guarda esperanza. La esperanza tenaz de la Luna en Sagitario frente a Júpiter en Géminis nos nutre de preguntas que nos quitan del centro y nos dejan en estado de aprendices, niñxs de ojos curiosos por sentir más que por entender, por percibir a tientas nuestra existencia.

El invierno austral se hace eco del misterioso fin de ciclo neptuniano. El verano boreal arenga las caídas de modelos. La pregunta se renueva: ¿aprenderemos?

Iva Hryc

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La portada de Revista Stellium #17 Desvelo