DE REGRESO AL HOGAR

10 Jul 2025

Júpiter en Cáncer

Por Isabel Ayala Vera


Este 9 de junio entrará Júpiter en el signo de Cáncer por más un año, con lo cual  es viable el trabajo simbólico que conjugan estas dos energías. Ese gran universo cósmico resuena en nuestra psique y nos da un ruta repleta de significados profundos para la más importante aventura, la aventura de nuestra propia vida.

Cada momento astrológico resuena en nuestro psiquismo como procesos en los cuales nos podemos embarcar conscientemente en el camino de expresión íntegra y genuina de nuestro ser.  Así que se pone en marcha la capacidad expansiva que simboliza Júpiter con el principio de nutrición propio del signo de Cáncer.  Entonces desde esta perspectiva hay una serie de posibilidades que, si les ponemos atención y las vivimos, nos brindan caminos de desarrollo reveladores.

Considerando que no necesitamos grandes batallas pomposas, tal vez la invitación que conjuga este movimiento sea dar sentido y significado a lo más íntimo, cotidiano en primera instancia.  Tal vez haya que poner todo el foco de atención en aquello que damos por sentado y pasa desapercibido. 

EL SENTIDO DEL HOGAR.

A nivel simbólico, el hogar puede estar representado por formas distintas que nos ponen también frente a distintos escenarios. Volver al hogar puede ser, por un lado, el contacto con lo más íntimo de nuestra propia historia emocional y sentimental, pues nos conecta con el entorno en el que hemos estado contenidos: la familia, el vecindario, la escuela, el parque; esos lugares que fueron importantes y donde se desenvolvió la vida.

Se llama hogar también al fuego de una chimenea que permite que calentemos el ambiente para abrigar nuestro cuerpo y así darnos un espacio confortable, agradable y acogedor, con la sensación intrínseca de que ahí todo está bien.  También es hogar el fuego de la estufa en el que cocinamos o calentamos nuestros alimentos, y eso permite que la experiencia de comer tenga mucho que ver con una variedad de sentimientos que nos conectan a vivencias de compartir, de dar y recibir, de apertura, alegría y encuentro.

Nuestros espacios psíquicos más profundos también son un hogar, porque contienen hondos misterios para nuestra vida y ahí también somos nutridos de formas que no imaginamos, sin embargo las podemos percibir cuando se abren caminos con sentido y significado frente a nosotros, el impulso de transitarlos hace que la construcción interna que siempre está en movimiento se materialice en el afuera a través de estas posibilidades.  

Al permitirnos parar el ajetreo de afuera y contemplar cómo estamos en ese mundo misterioso y rico de nuestra esfera emocional, tal vez encontraremos que hay emociones que ahora necesitan espacio, reconocimiento y expresión.  Tal vez podamos darnos un tiempo y generar momentos para evocarlas y honrarlas reconociendo su sentido en nuestra vida; entonces ahí también nos encontramos con el hogar a través de la valoración de nuestra intimidad emocional y ampliamos aquello que necesita volverse visible en primer lugar para nosotros.

RECUERDOS FAMILIARES COMO SÍMBOLOS DE SIGNIFICADO.

Las raíces, de donde hemos venido, son otro camino de regreso al hogar. Es también transitar por nuestros recuerdos familiares, aquellas imágenes de nuestra vida infantil que han quedado en nuestra memoria. Tal vez podamos darles voz y expresión. Es probable que, por alguna razón que hasta el momento no conocemos, esas imágenes permanezcan vigentes en nuestro interior y sería bueno para nosotros descubrir su sentido y significado, ya que corresponden a la vida que hemos vivido y nos ha conformado.

Por último, el hogar también es esa mitología que cada familia ha construido con el relato de los miembros de las diferentes generaciones, ese relato oral con el que cuenta la familia y va constituyendo su memoria del pasado,  esos éxitos y fracasos, esas dinámicas internas y las formas en las que la familia se relaciona como un todo en la sociedad. Tal vez sea necesario volver nuestra vista a aquellas visiones familiares que aún nos habitan y nos vuelven relatores de los paradigmas familiares, ese conjunto de creencias que nos definen como parte del clan, y que nos dan un sentido de pertenencia a esto que es nuestra familia desde mucho tiempo atrás, pero que también nos diferencia de esas otras familias.

NUESTRO CUERPO COMO HOGAR Y SU EXPRESIÓN CON SENTIDO.

El hogar también es nuestro cuerpo y todo lo que sucede en él. Este tiempo puede ser una invitación para actualizarnos en lo que expresa nuestro cuerpo, para encontrar en sus incomodidades los pendientes de resolver, para saber, desde la consciencia de nuestro recorrido, que el cuerpo cambia y en ese cambio nos encontramos con diferentes necesidades que atender.  

Tal vez sea tiempo de que nuestra empatía pueda empezar por casa, en primera instancia por nosotros mismos y nuestros procesos. Enfocar nuestro cuerpo resonante con una lupa con la que  podamos ver lo que le aqueja y su expresión como una totalidad y nos percatemos de su lenguaje. Tal vez haya vivencias del pasado que quedaron grabadas en nuestro cuerpo y, como una protección frente a eso que no hemos digerido, lo dejamos de percibir porque ahí se aloja nuestra historia. 

El cuerpo resonante siempre tendrá enseñanzas sobre el camino de vida elegido y su sentido; estar presentes en los procesos de nuestro cuerpo es encontrarnos en el aquí y ahora de nuestra elaboración psíquica y de las necesidades de dar lugar a lo ignorado o lo postergado.

RELACIONES DESCUBRIENDO EL SENTIDO DE LOS ENCUENTROS.

El hogar también está en esas relaciones que hemos ido construyendo a través de nuestra vida, aquellas que hemos considerado importantes y que han aportado sentido a quienes somos.  Tal vez es una invitación a acercarnos a mirar el valor de esos afectos relacionados con la amistad y el amor que, aunque ya no estén,esas relaciones con significado contribuyeron de una forma u otra con la fe y esperanza en nosotros mismos, nos enseñaron  un reflejo de nuestro ser desde la mirada de la otra persona.

Tal vez al recordar vamos tejiendo nuevos significados desde esos encuentros afectivos con aquella amiga de la escuela, o la maestra de primer grado, aquella vecina que nos regalaba una golosinas;  tal vez haya muchos tesoros en el hogar de los recuerdos de esa comunidad cercana, circundante, que nos contuvo y nos enseñó.

NUESTRA CASA, EL SENTIDO DEL REFUGIO.

El hogar también es la casa física donde habitamos, ese lugar que nos recibe después de la jornada, aquel refugio donde podemos descansar y sentir que estamos seguros y en calma.  

Nuestra casa es el lugar donde transcurre lo cotidiano, es donde nos recreamos a nosotros mismos, donde podemos ser más allá de lo que se pueda esperar en el afuera. Esta casa puede ser también el lugar de nuestras reflexiones, de la creación de nuestros proyectos y el lugar que contiene todo aquello que nos permite expandirnos en el mundo y transitar la vida.  

Esa casa es hogar cuando podemos estar ahí encontrándonos. Y nos encontramos desde el significado y sentido. Es pues la forma física de la casa y todo su contenido en muebles, artefactos, adornos, plantas entre otras cosas, lo que conforma ese espacio, lo que lo constituye.  Encontrar un significado repleto de sentido interno en sus  habitaciones, sus muebles y su decoración, dependerá de cuánto sentimiento profundo hemos puesto en el lugar que nos acoge y nos permite acoger a otros.

Los seres humanos tenemos una capacidad estética que nos permite ingresar en recodos profundos de nuestro ser a través del contacto con la belleza. Esa casa donde habitamos tiene que ser bella a nuestra mirada, esa belleza es una puerta hacia la contemplación y la tranquilidad. 

Tal vez ese viejo sillón de lectura que para otros no tendría ningún valor, nos conecte con la belleza de los párrafos que han llenado nuestra alma y nos permita saber que hay lugar para la imaginación. Dotar de sentido los lugares de nuestra casa nos permite encontrar el refugio para nuestras partes más sensibles y vulnerables, pero también para los deseos de expansión y aventura que nacen en nuestra imaginación primero, imaginación que se origina en la intimidad de nuestro ser.

LA GENEROSIDAD, NUESTRO ESPACIO DE ABUNDANCIA CON SENTIDO.

El hogar también tiene que ver con lo que tenemos para dar y compartir, desde nuestra generosidad, vinculada con cuán abundante uno se siente. Este es un sentir que no tiene que ver precisamente con la cantidad de dinero del que se dispone. La generosidad desde el compartir hondo se vincula con una filosofía de vida, con una postura muy personal e íntima en el mundo, que algunas personas afortunadamente descubren dentro de sí.  Encuentran que el acto de compartir no tiene que ver con lo que sobra, sino con aquello que tengo y quiero compartir con alguien más, así que en este sentido el retorno al hogar puede expresarse en aquello que puedo entregar al mundo desde mi intimidad: tiempo, buen humor, experiencias, espacios, en suma, vida.

DESDE EL ÍNTIMO HOGAR AL HOGAR MÁS VASTO.

En el encuentro con el hogar, la llegada de Júpiter a Cáncer puede traer significados importantes a nivel espiritual en nuestra vida. Al mirar con una lupa, al poder observar minuciosamente  y reflexionar sobre los lugares o grupos que representan nuestro hogar, puede aparecer la empatía como una posibilidad expansiva.

La profunda comprensión empática de la vulnerabilidad propia y ajena es un tema que, al revelarse importante en este periodo, nos transforma desde la compasión, un elemento de profunda elaboración a través de la vida que marca de manera significativa nuestra filosofía personal, que dota nuestras acciones de propósito en lo más íntimo, todo aquello que consideramos nuestro hogar.

Entonces este movimiento de Júpiter en Cáncer, y su permanencia simbólicamente hablando, nos abre la gran posibilidad. El trabajo en nuestro pequeño microcosmos puede ser un proceso significativo que parte desde nuestras raíces y nuestro mundo emocional lleno de significados de la infancia hacia una verdadera empatía con sentido profundo, en conexión con aquello que hemos venido a dar al mundo. Desde el despliegue particular de lo que somos, que esto emane en nuestras relaciones con nuestra familia, nuestro colectivo, nuestro hogar más grande.


Isabel Ayala Vera

Dra.Psicóloga Clínica, Analista Junguiana y Psicoterapeuta. Trabaja en su consulta privada en atención psicoterapeutica individual y grupal en forma presencia y on line. Investiga y expone en Congresos Internacionales temas relacionados con el autoconocimiento. Uno de estos temas de permanente investigación es la Psicoastrología.
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