Por Itziar Azkona
Si observamos el cielo y el punto del ciclo compartido en el que se van a encontrar los planetas en 2025, el panorama es bastante alentador. De quince encuentros planetarios, siete están vinculados a una energía productiva, vital, de disfrute, a una motivación que nos va a invitar a expresarnos en dirección a un mayor crecimiento y florecimiento personal. Buena parte del trabajo realizado en los últimos años debería de notarse como integrado en nuestro día a día y servirnos de pilar para lo que está por venir.
Si esto es así, ¿dónde está el picante de 2025? En dos aspectos. El primero tiene que ver con que en 2025 termina el ciclo compartido Saturno-Neptuno y ese, por sí sólo, puede eclipsar cualquier otra jugada menor a las que me refería en el párrafo anterior. En segundo lugar, en esa introducción decía bien: ciclo compartido, es decir la fase del ciclo que configuran dos o más planetas entre sí. Hay otro ciclo, el que hace un planeta por sí mismo, en su órbita alrededor del Sol, y es ahí que en 2025 se van a producir algunos de los eventos más significativos. Vayamos por pasos.
Los ciclos compartidos Júpiter-Saturno-Plutón
El primer aspecto complejo de 2025 está en que habrá dos fases planetarias complicadas que, aunque son muy pocas en número, involucran a los tres planetas de la Gran conjunción de 2020, dos de los cuales configuraron el inicio del nuevo ciclo de vida en diciembre del mismo año. Estoy hablando de Júpiter, Saturno y Plutón. El primer evento se presenta desde comienzos de 2025 con la cuadratura Júpiter-Saturno, la semicuadratura Saturno-Plutón y, de cara al primer trimestre, la sesquicuadratura Júpiter-Plutón. Esta última será una oposición en octubre. Es decir, que estos tres planetas, en su ciclo creciente iniciado en 2020 se encuentran en 2025 en puntos críticos. En 2025 tendremos que afrontar toda la temática que tiene que ver con las guerras, la muerte y la supervivencia. Estaremos a prueba para ver hasta qué punto estamos comprometidxs con cambiar el curso de la historia a través de cambiar las estructuras sociales más obsoletas. El punto más dramático del viaje podría ser en octubre. Para entonces habremos podido probar que sabemos superar cualquier obstáculo que nos haya impedido llegar a una reconfiguración de lo que es el poder, tanto personal como colectivo.
Como decía, estas no son las únicas fases de ciclo; hay otras más amables que nos impulsarán en este proceso de crecimiento tan intenso. Sobre todo durante el comienzo de año y marzo/abril, cuando podríamos sentir ese impulso creativo y creador. Es un buen momento para un estímulo personal positivo, así como para movimientos sociales que promuevan un cambio. Y fíjate bien que no digo “el cambio”. Cuando desde la astrología hablamos de un tiempo favorable para un cambio, estamos dejando todas las puertas abiertas en la manifestación más concreta de uno o varios cambios, mientras que si hablamos de que se producirá “el cambio” estamos dando por hecho que el cambio tiene que ir, sí o sí, en un único sentido, algo que no me resuena y que no sería abierto, más bien algo mucho más cerrado.
El ciclo compartido Saturno-Neptuno
Dentro de este primer aspecto, y sin quitar ni una coma de lo dicho anteriormente, es imprescindible añadir que 2025 vendrá marcado, sobre todo, por el cierre del ciclo compartido Saturno-Neptuno, vinculado a la entrada de Saturno y Neptuno en Aries. Este proceso durará algo más, hasta 2026, pero se mostrará ya este próximo año. Para profundizar más sobre lo que implica este final de ciclo, te invito a que revises el artículo que se publicó en el número 16, #rizoma. Ahí se desarrolló más al detalle el ambiente apocalíptico en el que previsiblemente nos íbamos a mover de 2023 a 2026. Es ese caos que se produce cuando toda la estructura social va desvelando sus flaquezas, las grietas se ensanchan y el edificio da claras muestras de derrumbe. Las fantasías y utopías se desploman, las barreras contra la locura se diluyen y se abren las compuertas para una nueva visión de nosotrxs mismxs y del mundo.
Al mismo tiempo que el edificio se cae o queda inservible, empiezan a emerger las fuerzas reconstructoras de lo nuevo, aún jóvenes, torpes e inexpertas. Es desde este lugar que los planetas Neptuno y Saturno, en su entrada en Aries, tratarán de correr hacia la meta de un futuro incierto, dejando algún que otro error o despiste importante por el camino. A nivel colectivo, los dos planetas se ponen el traje bélico y no es una locura pensar que el tema de la guerra o cualquier otra forma de violencia, con todos sus escándalos asociados, será uno de los grandes asuntos de 2025. A nivel personal, nuestra misión sería la de inspirar al colectivo con nuevas imágenes, nuevas metas y nuevos sueños: desde el cine independiente, desde un arte más consciente, desde movimientos sociales más combativos, desde la ideación de sueños más arriesgados, desde una fuerza vital subterránea más resistente. En definitiva, desde una sabiduría renovada.
Los ciclos uniplanetarios de los Nodos, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno
El tercer aspecto tiene que ver con la entrada de los Nodos en el eje Virgo-Piscis, la de Júpiter en Cáncer, la ya mencionada de Saturno y Neptuno en Aries y la de Urano en Géminis. Todo esto en un escenario recién estrenado por la entrada definitiva de Plutón en Acuario en noviembre de 2024. Como un dominó, cada ficha caerá en su momento y la cadena de acontecimientos será imparable. Con los nuevos nodos y eclipses se activa la imaginación, no hay límites para lo creativo, pero el colectivo puede sentir una locura generalizada ante tanto caos y desorden. La clave podría ser la aceptación de lo imperfecto, de la belleza de la propia realidad tal y como es y una mirada más inmediata en el día a día, sin perder la visión global.
Con Júpiter en Cáncer, su signo de exaltación, el impulso para cuidar y proteger puede moverse en una escala muy diferente desde lo colectivo más tóxico hasta lo personal más luminoso. Será un tiempo en que puede exacerbarse el proteccionismo comercial, el patriotismo y el fanatismo nacionalista. El gran reto sería compensar, desde lo personal, la conexión con el mundo emocional individual, para aprender y elaborar mejores proyectos que garanticen la seguridad emocional de todo nuestro entorno. Es el momento de despertar a la madre interna sin esperar que nada ni nadie externo vaya a cubrir nuestras necesidades.
Con Urano en Géminis es más fácil reconocer que se darán importantes cambios en la comunicación y en el transporte a lo largo de los próximos años. Sin embargo, en lo más profundo del sentir de este Dios en manos de la energía fraternal, podrían darse impulsos fratricidas que activen peleas a muerte entre naciones hermanas y vecinas. La guerra fratricida o polarización extrema podría verse en el terreno del comercio. Para nosotrxs a nivel individual, nos ayudará el desarrollo de una forma de entender, ver e intuir la realidad mucho más flexible. Incluso podrían activarse lugares donde el poder de la meditación y el desarrollo de capacidades extrasensoriales experimenten un progreso importante, quizás ayudadas de la ciencia y la tecnología. Podemos poner el foco en lo más externo, en coches o taxis que vuelan, o en algo más interno, como en ideas que nos podrían hacer volar a nivel de consciencia individual, depende el nivel de profundidad al que queramos llegar.
En el cuadro con Plutón en Acuario
Por último, recordar que ya estamos de lleno en el ciclo de Plutón en Acuario. Es importante tener en mente que cuando un nuevo ciclo se inicia se abre la puerta a un proceso, es decir, los cambios no son inmediatos y el despliegue llevará el tiempo que dure el ciclo. Además, me gusta ver la realidad con un continuum, es decir que para entender la verdadera naturaleza de un Plutón en Acuario, lejos de los cantos de sirenas New Age que mutilan la verdad sobre este signo, es necesario mirar al final de Plutón en Capricornio y lo que nos dejó en su salida, sobre todo en relación con la temática del poder desde la perspectiva del patriarcado. Ahí Plutón entregó el viejo testigo para seguir en su camino hacia el futuro sin intención de haber cerrado nada de manera definitiva, sino para invitarnos a toda la sociedad, al colectivo, a hacernos cargo de lo que nos dejó en legado para que, con la nueva energía, lo enfrentemos y elevemos de vibración. Es como si Plutón hubiera dicho: “esto es lo que hay, ahora lo veis con más claridad porque os lo traje a la superficie. Tomad la energía de Acuario y trabajad con esto, ya que con la de Capricornio no queda más recorrido”. Ahora, sólo con el amor de muchos podremos abordar la misma realidad, la que hemos creado, de la que participamos y somos parte. Y nos ha dejado un buen pastel, ya que no hay una sola estructura social que no haga aguas: el modelo educativo, el sistema capitalista, el modelo político de las democracias, un mayor poder de las autocracias, una deriva autoritaria, las secuelas del liberalismo mercantil, por citar las principales.
Quizás con toda esta energía en remolino podamos llegar a generar una nueva forma de entender el mundo en la que nos sintamos una parte más activa y a la vez más responsable. Cada vez que se alza la voz para decir que las “élites ocultas nos quieren siervos” se está poniendo el foco, una vez más, en lo externo, en el otro, anulando nuestra capacidad de responsabilizarnos como parte creadora de este mundo y de esta realidad. Esto nos coloca, una vez más, en esperar la respuesta de fuera, la que nos traerán los que “están despiertos”. Las “élites” somos nosotras, en nuestras manos está querer dirigir el mundo hacia un rumbo diferente.La extinción ha comenzado. Quizás esta sea otra clave muy importante para los próximos años. No sólo porque se prevé que la población mundial empiece a descender, por primera vez, lo que nos obligará a replantearnos nuevos escenarios socioeconómicos, sino porque lo que se extingue, se acaba, desaparece, agoniza, se apaga, cesa, entra en declive y muere lo hace con la generosidad de lo que se retira para dejar espacio para engendrar y traer una lógica nueva. Esta se me antoja como una gran imagen de todo este mejunje de tránsitos vitales para 2025. Ahora bien, mucho de lo que ocurra el próximo año va a depender de algo muy acuariano: de nuestra madurez como individuos pensantes. El colectivo no es sino nosotrxs, y nosotrxs no somos sino parte del colectivo. Por eso el pronóstico que involucra a los transpersonales es tan complejo; porque no podemos saber, hasta el momento preciso, si seremos nosotras quienes dirigimos el destino o estamos pasivas ante él. Me gusta este año 2025, lo intuyo más divertido, sobre todo porque tengo la sensación de que mucho de lo que hemos trabajado en los últimos años podría sumarse a nuestros recursos y resultar en un mayor poder personal.

Itziar Azkona
Itziar es Licenciada en Ciencias Políticas y Sociología. Tras un Máster en Investigación Social en University of Surrey decide estudiar astrología. Obtiene el Diploma de la Faculty de Estudios Astrológicos de Londres donde es Tutora. Colabora en varios proyectos sin ánimo de lucro: es Global Director de ISAR para España (International Society for Astrological Research) y forma parte del equipo editorial de la Revista Stellium, la principal publicación de astrología en español. Ha participado en el Congreso Internacional de Astrología Online así como en numerosas ponencias, publicaciones y colaboraciones con otras escuelas de Astrología.
Itziar Azkona D. F.Astro.S
Socióloga. Coach. Astróloga.
@itziazkona
FB: Coaching astrologico
Youtube: @MsItzibitzi