El final de los tiempos Saturno y Neptuno en Piscis 2023-2026

26 Dic 2023

Por Itziar Azkona

ANTECEDENTES

La visión de la Astrología como el estudio de los ciclos nos permite acercarnos a la interpretación de los tiempos que estamos viviendo desde la perspectiva de lo que crece, se desarrolla y muere para renacer. El ciclo es ese movimiento de principio a fin, con un comienzo o semilla y el movimiento hacia delante como despliegue de esa idea original que se plantó cuando todo arrancó. El ciclo, dentro de un ciclo, dentro de otro ciclo, dentro de un ciclo mayor, como imagen de un tiempo evolutivo en espiral. Esta astrología que se aplicaba en el mundo antiguo, la astrología mundana, la más antigua practicada, es la que nos emplaza hoy aquí para acercarnos al estudio de tres ciclos que se superponen y que serán melodía predominante en los próximos tres o cuatro años.

Por un lado tenemos el tránsito de Saturno y de Neptuno en el signo de Piscis, el último signo en la rueda del zodiaco, cerrando un viaje por toda la rueda zodiacal y marcando, por tanto, un gran final. Lo importante no es sólo que un planeta termine su tránsito por un signo; que lo haga en el último de la serie tiene un significado simbólico específico. Por otro lado tenemos a Saturno en su fase balsámica con Neptuno, próximo a un nuevo encuentro, tras 36 años de baile juntos. Como con cada encuentro, cuando estos dos planetas se reúnan, lucharán por reivindicar su espacio particular, Neptuno disolviendo lo que ha cristalizado y no deja avanzar y Saturno poniendo orden, tratando de dar forma final al sueño que se sembró en 1989. 

El hecho de que todo este movimiento tenga lugar en brazos de Piscis añade intensidad al final de ciclo, siendo Piscis otro final en sí mismo, el del último paso por la rueda del zodiaco, el último paso antes de entregarlo todo y volver a la esencia. Piscis es el signo encargado de cerrar la puerta al salir, puede ser generador del caos propio de cuando algo termina y hay que activarse para hacer lo que dejamos para última hora o prepararse para marchar dejando todo tal y como está. En el final, en el cierre, emergen miedos inconscientes por la incertidumbre de lo que se acaba pero aún no comienza; apegos que impiden la despedida, bloqueos que atrapan y aíslan si el movimiento hacia el vacío invalida; es la crisis final antes de la entrega a ciegas, antes de la disolución en el océano de la nada pero del mundo de todas las posibilidades. En esta energía, el signo del océano puede agitar sus aguas en sentido bíblico  y apocalíptico –el diluvio universal que acabó con el mundo pero que al mismo tiempo lo regeneró.

Estamos ante un tiempo de cierre de subciclo importante en el que entre todxs podemos recoger, limpiar y marchar hacia otras dimensiones o, los unos por los otros, dejar la casa sin barrer.

LOS ARQUETIPOS MITOLÓGICOS

Con Saturno y Neptuno nos volvemos a encontrar en lo mitológico con el padre y el hijo, aunque en este caso en un sentido muy diferente. Neptuno no es el líder que destrona al padre, pero sí el que apoya el proceso de desentronización. Así que con Neptuno nos encontramos, sin duda, con un movimiento de lucha contra el poder que ha cristalizado, representado por Saturno: el padre que no quería dar paso a la renovación. A diferencia de Júpiter, llamado a brillar desde lo más alto del Olimpo, como líder indiscutible, y de Plutón que se quedó con el trabajo menos vistoso y agradecido, Neptuno se quedó entre los dos. Neptuno se quedó para gobernar entre el mundo del consciente y el mundo del inconsciente, en una dimensión emocional poderosa y desestabilizadora a través de la cual viajar entre los dos mundos. Como fuerza femenina irracional –no olvidemos que la esposa de Neptuno fue Anfitritre, una diosa anterior, regente de las profundidades del Océano– es el arquetipo más complejo de definir ya que su función acuosa está llamada a penetrar las formas, para disolverlas y regenerarlas en una limpieza sutil pero demoledora. Además, el océano tiene un fondo y sólo bajo sus aguas podemos encontrar lo sublime de un mundo mágico, el mundo de las sirenas, de los corales, de las miles de especies de peces, el mundo de Nemo, el mundo de la no-forma. Por eso Neptuno es el arquetipo que se presenta en alguna de sus no-formas mágicas cuando nos enamoramos o cuando nos conectamos con algún lugar íntimo de nuestro interior. Es necesario haber desarrollado un fuerte sentido de la personalidad, un buen acantilado o un buen arca, para que las olas de Neptuno no nos destruyan. No es casualidad la presencia de toda la simbología neptuniana en la mitología, en particular su presencia como elemento fundamental en la forja de la vida del héroe: Ulises, Jasón y muchos otros navegaban todos hacia su destino. La imagen del barco, el mar y sus retos son un gran mitema.

Con Saturno y Neptuno en Piscis, recurriendo a otro simbolismo, el bíblico, este encuentro de dioses podría vincularse al Moisés que separó las aguas con su magia. Si Saturno de alguna manera separa o estructura y Neptuno diluye, parece inevitable hablar de aquellas aguas que Moisés logró separar para que pasaran unos, pero que luego se volvieron a juntar para que se ahogaran otros. Como una imagen de lo que sobrevive al paso a una nueva dimensión frente a lo que no cumple con los requisitos y sucumbe bajo la fuerza del agua. Como una imagen que combina ambos arquetipos, el Neptuno de los sueños, la fantasía y la búsqueda de la belleza superior –por tanto de Dios–, junto al Saturno que contiene, que da orden y estructura, pero de formas caducas que no se sostienen. Juntos eliminan y decepcionan al mismo tiempo que elevan e inspiran.

LA SIMBOLOGÍA ASTROLÓGICA

En marzo de 2023 ya se pudo sentir la intensidad del momento cuando Saturno entraba en el signo de Piscis junto a una primera salida de Plutón de Capricornio y entrada en Acuario, tanto a nivel colectivo como individual. Era uno de los meses más destacados del año. Ahora, Neptuno entrará en el último grado de Piscis el 3 de Mayo de 2024, con lo que podremos sentir ese primer contacto con la agenda que traerá el final del tránsito. Para entonces Saturno en Piscis estará aún a 13º de Neptuno y tendremos que esperar hasta comienzos de 2025 para que se empiece a formar el encuentro final de los dos planetas, cerrando el ciclo en Piscis y abriendo uno nuevo en Aries, desde 2026 hasta 2028. Es por esto que nos ponemos en un escenario astrológicamente muy interesante desde este año 2023 hasta casi 2030. Como decía al comienzo, estos son sólo tres ciclos que se superponen a otros, entre ellos el importante tránsito de Plutón en su paso final de Capricornio a Acuario y que tocará su propio instrumento, intercalando su partitura con el resto, y, casi seguro, intensificando los eventos mundanos, sobre todo en 2024. Por último, es importante también tener en cuenta que el ciclo que se cierra entre 2025 y 2026 con la conjunción Saturno-Neptuno se inició en 1989 en el signo de Capricornio. Esto implica que el ciclo se inició en el punto de poder de Saturno, como regente de Capricornio, pero termina en el punto de poder de Neptuno, como regente de Piscis. Cada uno tendrá su cota de protagonismo, lo que me lleva a conectar con la importancia y la inmensidad de este final de ciclo en relación a la caída de las estructuras de poder más obsoletas en un intento de cumplir el sueño de regenerar el sistema de poder.

Es previsible que en estos años sigamos viendo buena parte de lo que ya estamos viviendo, pero amplificado. Una temática importante será toda la lucha de poder entre el viejo paradigma patriarcal y el nuevo que se sueña más democrático. Se consiga o no materializar, ahí está la apuesta lanzada puesto que estamos ante un ciclo de corte más social y democrático. En medio del caos estamos también en tiempos de grandes plagas, de contagios masivos o de una intensificación de los grandes desastres naturales en los cuales el agua podría ser protagonista principal. Los nuevos retos en temas de salud física y mental podrían ser también el acicate para nuevos descubrimientos, quizás en el terreno de las superbacterias, esos seres minúsculos que se han empoderado, resistiendo a lo saturnino ante una medicina y una alimentación abusiva del antibiótico. Estamos también al final de un ciclo espiritual y religioso que históricamente ha traído guerras y conflictos bélicos, en el que seguramente podríamos enmarcar algo de lo que ahora mismo estamos viendo en Europa y Oriente Medio. La idea de purga está muy presente. El juego entre víctima y verdugo es casi irremediable. Las ONG surgen como una nueva forma de salvadores atacados. El mar es testigo de nuestro pequeño gran desastre. Además, seguiremos inmersos en la confusión mediática con dificultades para diferenciar entre ilusión y realidad, entre locura y genialidad, entre utopía y viabilidad. Víctimas de la manipulación, podríamos hacer emerger del inconsciente colectivo líderes carismáticos muy en sintonía con el caos y la confusión del momento, o quizás como espejo de una realidad imposible o de locura total. La disolución de las fronteras amplificará la cuestión migratoria como un síntoma al mismo tiempo que una consecuencia.

Con Saturno en Piscis los miedos inconscientes afloran, se consuma la expulsión del Paraíso y, con ello, la fantasía de tener todo bien ordenado, colocado y cubierto se desvanece. Ha llegado la hora de reconocer el trozo de realidad que nos toca aceptar, quizás asumir que vivimos el fin de una era industrial, una posible decadencia de ciertos valores en Occidente, el final del sueño americano y/o europeo, la necesidad de reconfigurar la abundancia, el sufrimiento de las clases medias y la emergencia de un nuevo socialismo, o ecologismo… Con Neptuno en Piscis podemos tratar de escapar a esta realidad, podemos fantasear, podemos idealizar, pero el acompañamiento de Saturno no nos dejará salirnos del marco. Cualquier aspecto que no se haya tenido en cuenta se verá flotando en las aguas de nuestro naufragio personal. Será por ello importantísimo sostener la decepción y generar nuevas realidades desde la creatividad más responsable posible. Este será un momento de testar el realismo de nuestros sueños, nuestros deseos, de nuestra espiritualidad. 

Cuando toda esta energía se concentra alrededor de Piscis, expresada a través de arquetipos tan poderosos como Saturno y Neptuno, la sensación de que ha llegado el final de un tiempo es inevitable. Y con ello es más que probable que en los próximos años se esté hablando de apocalipsis, de final del mundo, y que emerjan todas esas imágenes o miedos colectivos que tratan de poner en palabras la sensación de que “algo no va bien”. En medio del caos y de la confusión, con Neptuno en Piscis no se puede ver del todo la verdad que quedará al final del viaje. Con Saturno como compañero sólo se ven los obstáculos, los retos, los acantilados, los días sin viento, las inundaciones, las roturas de casco… Es por ello que hay un gran riesgo de querer escapar como sea, con drogas, con Netflix o en el metaverso. El mensaje colectivo es el de saber volver a la esencia y para ello es mucho más recomendable hacer actividades en la naturaleza y cumplir sueños personales, o realizar actividades de corte social y humanitario. El mayor sostén, sin duda, siempre sería el de estar en nuestro camino, con el propósito de vida en el bolsillo y la música de nuestros recursos psicológicos a todo volúmen.

Veremos cómo se entrelazan los avances de grandes descubrimientos con la disolución de toda forma y orden desgastado en un juego de culminación y de caída poco fácil de sostener a nivel psicológico. Será difícil no sucumbir al oleaje que nos traiga y nos lleve, a menudo en sentido pesimista, otras en modo idealista. Junto a la decepción colectiva, el momento de este ciclo también nos invita, de alguna manera, a confiar, a no perder la fe en lo que traerá la nueva fase así que, como los dos peces que nadan en direcciones opuestas podríamos sentir esa contradicción entre el duelo de lo que se quedará atrás y la alegría por los nuevos sueños a alcanzar. No sé si leer lo que está pasando “como un mal necesario” podría dar suficiente consuelo, pero con estos aspectos toca agarrarse a la primera tabla de madera que pase a nuestro lado en medio de la inundación emocional. Y de algún modo es así, todo esto pasa por algo. En estos años estamos invitadxs a disolver los andamios rígidos que sustentan la individualidad ya que el objetivo es redescubrir la unidad subyacente a toda vida para reconectarnos con ella. Por ello cualquier movimiento o manifestación social podría esparcirse exponencialmente, quizás tan sólo falta encontrar la causa común. Y confiar, porque con toda esta energía lo mismo que nos metió de lleno en el problema contiene la solución. Se trata de subir la vibración mientras dure el arreón, con música, con poesía, con meditación, practicando la gratitud, descansando. Si, puede haber cansancio, como que la fuerza de empuje no es la misma, porque es necesario habilitar espacios de conexión con el cuerpo, de silencio y reflexión para escuchar el susurro de la vida. No tendremos un confinamiento externo, pero lo sentiremos como imperioso a nivel interno ya que estaremos de duelo.

La entrada definitiva de Plutón en Acuario y el tránsito temporal de Júpiter en Géminis traerán un aire que bien podría generar aún más niebla en tiempos de confusión, sin duda. Pero también podrían ser lo que impulse las velas de nuestro barco hacia el avance que soñamos. El aire podría soplar desde las redes sociales si se tratase de un movimiento de avance colectivo. La clave para una buena orientación en este tiempo la dió Meryl Streep en la entrega de los premios Princesa de Asturias el pasado 20 de octubre de 2023: empatía. Ella, la empatía, es el resultado del aire que escucha y se comunica sin olvidar el sentir del corazón, el del centro del vórtice de Piscis. En ella, en la empatía, anidan juntas la mirada del aire y del agua, la mirada del otro como alguien separado, distinto, que aporta el aire, y la mirada compasiva del otro como “un otro yo” con el que puedo fusionarme, que aporta el sublime signo de Piscis.

Pero… ¡antes de encontrarnos, hemos de, forzosamente, perdernos!(…) El don de la empatía es algo que todos compartimos.
La misteriosa capacidad de sentarnos juntos, extraños en un teatro o cine a oscuras,
y experimentar los sentimientos de personas que no se parecen a nosotros ni sueñan como nosotros,
es una capacidad que todos deberíamos llevar dentro de nosotros al volver a la luz del día.
La empatía puede ser una forma radical de acercamiento y diplomacia,
igualmente útil en otros ámbitos de actividad.
Meryl Streep, premios Princesa de Asturias 2023

NOTA FINAL: Para más información sobre estos tres tránsitos: Saturno en Piscis, Neptuno en Piscis y Conjunción Saturno en Piscis, puedes ver mi ponencia en el Congreso de Astrología Online en este enlace.

Itziar Azkona

Itziar es Socióloga, Coach y Astróloga. Es Tutora en la Faculty de Estudios Astrológicos de Londres donde obtuvo el Diploma. También enseña astrología humanística en su escuela Espacio Ágora donde se puede obtener consultoría y acompañamiento personal. Además colabora en varios proyectos sin ánimo de lucro: es Global Director de ISAR para España (International Society for Astrological Research) y también forma parte del equipo editorial de Revista Stellium, la principal publicación internacional de astrología de habla hispana.

Itziar Azkona D. F.Astro.S
Socióloga. Coach. Astróloga.
www.itziarazkona.com
@itziazkona
FB: Coaching astrologico
Youtube: @MsItzibitzi

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