El Rizoma de la Diosa

24 Feb 2024

Por Gi Juliano y Laura Pinery

El presente artículo surge de la bitácora confeccionada a partir de una construcción colectiva realizada en el espacio de taller “El Rizoma de la Diosa” lanzado en junio del presente año y realizado en septiembre. En ella hemos construído un caleidoscopio de conceptos, motivaciones y sensaciones que el asunto de la Diosa ha generado, tanto en las facilitadoras del taller y firmantes de este artículo, como en las participantes del ciclo 2023.

A diferencia de las mitologías relacionadas con las religiones de libro, en los sistemas mitopoéticos, las divinidades cambian, metamorfosean y van asumiendo nuevos aspectos al compás de la transformación del mundo. Tanto en el mundo griego como en los primeros siglos del cristianismo, la variedad de símbolos con que se presenta el misterio ha dado lugar a múltiples maneras de interpretarlo. Esta secuencia de multiplicación y metamorfosis es especialmente sensible cuando se aborda a la “Diosa Tripartita”, cuyas representaciones son antiguas y continúan en el presente. Los vasos y vasijas de esa época susurran el simbolismo de su triplicidad: parafraseando a Maria Gimbutas, de la boca de la “Gran Diosa” emana la conexión de tres líneas que parecen simbolizar una sustancia de vida triple: el comienzo de la vida, su transformación y devenir; la doncella, la ninfa y la bruja; la fase nueva, la creciente y la menguante de un ciclo vital.

Este simbolismo está construído en torno a la suposición de que la vida en la Tierra es transformación eterna, es un cambio constante y rítmico entre creación y destrucción; nacimiento y muerte. La diosa, como función inmanente que otorga la vida y la retira, la regenera y la destruye, revela su lado incapturable: no se deja situar ni asignar un lugar fijo, es más situante que situada. Lo virginal en la Diosa se caracteriza por el hecho de que ella queda  sustraída a determinaciones, en ella todo es multiplicación, ritmo y movimiento. Las distintas interpretaciones que se pueden hacer de la diosa le dan una forma, dejan en ella una impronta y depositan un sedimento. Sin embargo, no se deja alcanzar, ni tocar, ni desgastar, ni agotar por las interpretaciones únicas. La inmanencia de la Diosa vuelve a la cuestión de la esencia como algo sin sentido en ella. Nuestra vida vive de la vida y esto es una gran conmoción, se trata de un misterio de afirmación de las cosas tal cual son y de la confirmación de que estamos imbricados en una genealogía y en una secuencia que toma y da incesantemente.

La sabiduría de la Diosa

La sabiduría de la Diosa opera desde una interioridad, sucede puertas adentro, como un eremitismo que mantiene una profunda ambivalencia y extrañeza con lo mundano. El desarrollo de la imaginación y la visualización son la base sobre la que obra la sabiduría femenina, que es profundamente contrahegemónica y se sustrae de marcos teóricos. Esta sabiduría se aleja de las formas de verdad apolíneas, vinculadas con la limpieza ritual de Apolo, en donde la verdad reposa en una suerte de brillo mundano, interesado en detectar la falsedad del mundo, y de purgarlo moralmente. El lenguaje de la Diosa puede simular sabiduría, mostrar destreza y desvergüenza. El testimonio en primera persona reemplaza a las verdades esenciales, no se esperan ni buscan verdades puras e impersonales sino testimonios expresados por voces diversas.

Susan Sontag decía en los sesenta que hay ciertas épocas que no necesitan tanto de la verdad como de una profundización del sentido de la realidad, un aumento de la imaginación. ¿Acaso es la verdad lo que siempre deseamos? La necesidad de verdad no es constante, como tampoco lo es la necesidad de reposo. Una idea que suponga distorsión puede tener un empuje intelectual superior al de la verdad; puede servir mejor a las necesidades del espíritu, que varían. La verdad es equilibrio, pero quizá lo opuesto a la verdad, el desequilibrio, no sea mentira.

Las visiones en este nivel de experiencia se sitúan en los mundos intermedios o imaginales cuya textura es transparente, acuosa, umbrosa y especular. Toda obra sale de esta facultad imaginativa. ¿Es posible escribir con agua? La poeta rosarina Mirta Rosenberg nos interpela al respecto:

¡Oh esos dos dulces átomos de hidrógeno,
la bomba de la guerra más el óbolo de oxígeno! ¡Nos dice que el mundo es mundo!
¡No se puede, mujeres, escribir con agua!
¿No se puede escribir con agua?
Sin embargo, este cuerpo que no es
ejemplar de la escultura ni accidente todavía
de la pura geografía, se sienta aquí como un objeto
y ya su propia manera de imitarlo:
agua para el corazón que es agua para la cabeza.
Agua es tres cuartas partes de lo que pesa.
¿Se puede escribir con agua?
A la página, mujer.

El extrañamiento

Marguerite Porrette, beguina francesa condenada a la hoguera por la inquisición en el siglo XIV, desarrolló en su libro El espejo de las almas simples sus experiencias místicas en torno al amor a Dios. Insiste en un juego entre lejanía y distancia, da a la personificación de Dios en su relación con el alma el nombre de “lejoscerca”, el alma vaciándose de sí se vuelve una matriz de improntas que refleja y engendra lo divino: el lejos es más bien cerca, pues el alma conoce en sí misma el Lejos como Cerca.

El paisaje se torna inusual, las experiencias se viven por fuera del espaciotiempo ordinario, se anida en la extrañeza. De esta manera hemos rodeado las experiencias vividas desde el sagrado femenino, como puntos de fuga de la trama ordinaria, como un despliegue en la caída. Lacan creó un neologismo para designar este espacio: “extimidad“. La parte más íntima de la interioridad es experimentada como una exterioridad. “Estar fuera de mí” en ese lugar donde puedo representarme como “ausente de mí mismo”. Perturbación, reposo y silencio. Algo está engendrándose en este nido de abismos y extrañeza. ¿Es la extimidad la condición que hace posible la vida?

En el mito sumerio de Inanna, la Diosa suelta sus velos y desciende al inframundo para asistir al funeral del “Gran Toro del Cielo”, marido de su oscura hermana Ereshkigal. Inanna ingresa al inframundo desnuda y Ereshkigal la sentencia y la cuelga de un gancho en un muro. Tres días y tres noches después, Enki, el dios de las aguas dulces, envía a dos criaturas –una con el agua de la vida, la otra con la comida de la vida– que rocían el cuerpo de Inanna y ella asciende hacia la luz. Estas criaturas acompañan la pena de Ereshkigal, embriagada de sopor y dolor, y sellan la condición del ascenso de Inanna. Vierten agua de vida a Inanna y rocían con la misma aqua vitae a Ereshkigal, ofreciéndole una servicial escucha. La producción del rocío como elixir y como antídoto; elucubraciones del intercambio hermético. El agua de vida, o rocío, es un agenciamiento simbólico, condensa el espíritu con el frío nocturno lunar, que posibilita la metamorfosis y un cambio de estado. La radiación lunar es portadora de los fuegos secretos que engendran y dan vida. Pero antes, el extrañamiento, la desnudez y la ruptura con lo establecido.

La vulva, esa hendidura abismal

Deméter ha buscado incesantemente a su hija Perséfone. Su consternación es absoluta: pierde sus atributos de diosa y se transforma en una mujer que arrastra su lamento y su dolor sin que nada ni nadie pueda confortarla; vuelve a la vida en la Tierra un páramo. Cuando llega cerca de Eleusis, abatida por la tristeza, rechaza todos los alimentos y bebidas que le ofrecen, hasta que una mujer vieja de nombre Baubo se levanta la falda hasta la cabeza y le muestra la vulva. Deméter estalla de risa y experimenta una transformación: resplandece de nuevo, acepta la hospitalidad que se le ofrece y funda en Eleusis los ritos mistéricos. Baubo es el nombre que Nietzsche propone para la verdad, una verdad velada que oculta razones y vergüenzas, aunque en algunos momentos se levanta la falda para dejarlas ver. ¿Y qué vemos? Lo más crudo y oculto, lo que nuestra pudorosa razón pretende ignorar. De este modo, la verdad del mundo sólo será desvelada ante aquellos que decidan desafiar el terror que paraliza: la vulva, como la Medusa, es una figura apotropaica. Baubo es una verdad opaca y velada que se revela a aquellos que, como Alicia, están dispuestos a caer por la madriguera.

Joseph Campbell y otros han resaltado la cualidad rítmica de la diosa tripartita con el número tres y el nueve. Son 360° los grados que componen un círculo perfecto que contiene una geometría anual de fases, pero son 365 los días del año. El Gran Círculo contempla la armonía de los 360 y la ruptura del 5, como ocurre con los días del carnaval. Se trata de un período de ruptura, obscenidad y desobediencia, donde el mundo regulado por las leyes deja de existir y cede su lugar a la risa y a la perturbación de un orden establecido. Reírnos en medio de la tragedia, al decir del músico argentino Charly García, “como vivir en aeropuertos”.

Comentarios finales, mas no definitivos

La presente bitácora, que constituye la vociferación del sujeto colectivo surgido a través del espacio de taller, ha sido tramada mientras los conflictos entre Gaza e Israel estremecen al mundo en su atrocidad, muerte y violencia. El mundo tal como lo conocemos se presenta ante nuestros ojos descompuesto, desintermediado y perturbado. Las formas políticas, culturales y sociales de esta época pretenden hacer mundo con un yunque y un martillo macizo que golpea los cimientos, pero paradójicamente no logran desprenderse de la petrificación que los captura: más duro es el golpe, más fuerte silba el látigo, más dura es la defensa férrea a lo que captura.

El repertorio del alma libre que gusta de bordear abismos, que por momentos está llena, por otros vacía, por momentos es guía en la noche oscura y por otras es una perfecta extraña, no puede romper lo que no sujeta ni capturar lo que está en movimiento. Su forma de hacer mundo se desentiende del martillo y toma un diapasón, da un toque, y la vibración que genera produce movimiento, multiplicación y caída. Las durezas anquilosadas del mundo han de caer por su propio peso.

Quisiéramos tomar prestadas las palabras de El libro de los abrazos de Eduardo Galeano y ensayar una manera vibratoria de hacer mundo, conforme el sagrado femenino se mueve en el borde del cráter:

Cada persona suena con una vibración propia entre todas las demás.
No hay dos diapasones iguales.
Hay diapasones grandes y chicos, de todas las vibraciones posibles.
Hay gente de diapasón sereno, que ni se entera del viento,
Y gente de diapasón loco, que llena el aire de vibración.
Algunos diapasones, bobos, no suenan ni vibran.
Pero otros vibran a la vida con tantas ganas
Que no se puede estar cerca sin estremecerse
Y quien se acerca, vibra y resuena.


Gi Juliano

Licenciada en economía y astróloga argentina. Como economista y máster en economía (Universidad del CEMA), se ha dedicado a la docencia (Universidad de Buenos Aires), a la investigación de temas ambientales y a las finanzas. Como astróloga profesional, se encuentra dedicada a la consultoría, a la docencia y a la investigación. Ha transitado una primera etapa de formación relacionada con una astrología de enfoque humanista (Casa XI), una etapa intermedia en la que incorporó diversos contenidos de posgrado que la llevaron a una etapa que continúa en el presente, enraizada en una astrología tradicional helenística (Hellenistic Astrology Course, Chris Brennan).

Instagram: astrolo.gi


Laura Pinery

Laura Pinery es Astróloga Arquetipal, formada en la Fundación Junguiana Argentina, en donde también se formó en Arteterapia Junguiana. Es Licenciada en Ciencia Política, con orientación en Psicología Política, egresada de la Universidad de Buenos Aires (UBA), instruida en el espacio de formación de analistas de ASAPA. Actualmente se dedica a la consultoría en Astrología Terapéutica en Claroscuro Astro & Psique. Dicta un espacio formativo de posgrado en Astrología Terapéutica. Coordina un espacio de acompañamiento para astrólogos en grupos de supervisión. Conduce espacios de Astrología Terapéutica grupal. Ha dictado espacios de formación inicial y laboratorios en Astrología Arquetipal. Ha dictado varios seminarios relacionados con el lenguaje astrológico y su relación con la psicología profunda. Es docente a cargo del módulo formativo en Astrología Arquetipal en la plataforma educativa PsicoCymatica.
Instagram: claroscuroastropsique